Las láminas con las caras de Maximiliano y Álvaro Pereira parecen que salieran desde hace cinco mundiales en los álbumes de Panini. Aunque parezca jocoso, si saliera la del técnico, Óscar Washington Tabárez, muchos coleccionistas podrían observar su transformación en tres Copas del Mundo.
El orientador de 71 años asumió el mando de la celeste desde 2006 y, desde eso entonces, ha instaurado un estilo que corresponde la mística de ese país: garra, empuje, verticalidad y corazón. Partiendo de eso, se posicionó cuarto en Sudáfrica 2010 y se quedó afuera en octavos de final en Brasil 2014.
Con toda esta esencia del pueblo charrúa, solidificó una base de jugadores con experiencia basada en los mencionados Pereira, Muslera, Godín, “Cebolla” Rodríguez, Luis Suárez y Édinson Cavani. No obstante, el fútbol es un juego en el que las dinámicas cambian y obligan a modificar hasta el más conservador, por lo que en Uruguay veían cómo se envejecía esa generación exitosa y no había recambio.
El inicio de la Eliminatoria hacia Rusia marcó el poderío actitudinal con respecto a los otros elencos y marchó adelante, incluso sacándole el único punto a una Brasil que ganó todo como local. Gracias a la efectividad de Cavani, que culminó la cita como el goleador con 9 tantos, se encaminó rápido, aunque, como se apuntó en el párrafo anterior, el recambio escaseaba y la irregularidad llegó.
Entonces fue cuando apareció el buen proceso, porque esta palabra no solo se refiere a llevar a los mismos siempre, si no a elaborar un sustento como la relación directa con los combinados juveniles. Y saltaron nombres como Rodrigo Betancur, Matías Vecino, Federico Valverde, Gastón Silva, entre otros. Le dieron el aire que necesitaba la estrategia del maestro.
Por consiguiente, la celeste tomó impulso y volvió a ganar partidos claves en su aspiración de estar en el certamen del verano europeo. ¿Qué fue lo más destacado? Que por primera vez en mucho tiempo al equipo se le vio la intención de incorporar una vía diferente.
Ya no solo se vieron los pelotazos frontales para que Suárez y Cavani pelearan con los defensores y quedaran rebotes que aprovechaban los volantes llegadores. Ya no solo era ese fútbol vertical, de lucha, de faltas, de juego aéreo, de fiereza, todo lo que contiene ese ADN oriental.
Gracias a la incorporación de esos jóvenes, de los cuales algunos pertenecieron a la selección sub-20 que quedó cuarta en el Mundial del año pasado, empezaron a tener más aprecio por el manejo de la pelota, a elaborar más las jugadas y a presentar a hombres de características distintas.
Por eso conquistó la clasificación a Rusia con una fecha de anticipación. Por lo mismo quedó segundo del torneo, con 31 unidades, 9 partidos ganados, 4 empatados y 5 perdidos; 32 goles a favor y 20 en contra. Otra vez demostró su categoría y, como dato curioso, no dependió del repechaje para llegar a la competencia máxima, como sucedió en las últimas tres Copas del Mundo.
Apostar por Uruguay en el Mundial 2018
Aunque no es un candidato, todos tienen respeto por los charrúas, que integrarán el grupo A junto con el anfitrión, Arabia Saudita y Egipto. Allí es el equipo más opcionado, pero después deberá presentar sus garras para generar esas epopeyas a las que nos tiene acostumbrados.
Descubre las Casas de Apuestas Deportivas Online donde podrás hacer tus apuestas en el Mundial 2018.
