La tradición brasileña se destruyó el 8 de julio de 2014, día en el que recibió la peor puñalada de su historia: el 1-7 en semifinales del Mundial que organizó Brasil, con un Mineirao lleno, a manos del campeón Alemania. Ese día, junto con el del recordado Maracanazo de 1950, se escribió la peor página del seleccionado más poderoso del mundo.
Pero esa caída estrepitosa no fue cuestión de una mala tarde. La corrupción en la Federación Brasileña de Fútbol, la falta de planificación y de sostenimiento de las categorías menores comenzó desde la cita del 2006, paradójicamente en Alemania, cuando una de sus generaciones más brillantes quedó eliminada en cuartos de final y terminó con un ciclo dorado.
Malas decisiones y rotación de técnicos entre Dunga, Scolari y Mano Menezes desencadenaron en esa crisis. Después del fracaso en su Mundial, vinieron dos Copa América desastrosas y se gritaba urgente un cambio que resucitará al gigante. Incluso, en la primera fecha de Eliminatorias se perdió con Chile, una alarma de cara a Rusia 2018. ¿Era posible una cita de estas sin Brasil?
Brasil, uno de los favoritos para ganar el Mundial 2018
De inmediato se dio con la solución a los problemas: Adenor Leonardo Bacchi, más conocido como Tite. Un hombre con experiencia en manejo de grupos de estrellas y campeón del mundo con Corinthians, ganándole al poderoso Chelsea. Desde la elección de la cabeza idónea, comenzó el cambio.
No le importó apostar por el 4-3-3, ni consolidar a jugadores funcionales de la liga china como Renato Augusto y Paulinho (hoy en el Barcelona), le dio potencia a sus laterales (Marcelo y Dani Alves) con la plantación de Casemiro y concedió todas las libertades a Neymar, su gran estrella, rodeándolo de hombres rápidos y certeros como Coutinho y Gabriel Jesús. Además, escogió con creces a Alison Becker en el arco, el golero “gana partidos” que necesitaba la verdeamarella.
Con todos estos cambios empezó su periplo exitoso, basándose en recuperar la identidad del fútbol de esa nación. Aunque no tiene el brillo de la “selecao” de la primera década de este siglo, le dio una suma contundencia y resucitó a un elenco que asusta a cualquiera.
Desde junio de 2016 hasta octubre de 2017, las Eliminatorias fueron un paseo para el pentacampeón mundial: 12 partidos ganados y tres empatados, con 41 puntos, 41 goles a favor y 11 goles en contra. ¡El mejor de todos! También fue el primer clasificado al certamen ruso de junio. ¡Tite resucitó al gigante!
Gabriel Jesús (7), Neymar y Paulinho (6) comandaron con creces el resurgimiento brasileño, volvieron a emocionar al pueblo y ahora son el favorito al título en el torneo del próximo verano europeo, aunque Alemania siempre sea una amenaza.
Ese reenganche con su gen de toda la vida le abre las posibilidades a un Brasil que aún no pierde con su nuevo técnico y que tiene toda la seguridad de poder hacer pesar su historia hacia el hexacampeonato, el sueño de uno de los países más grandes del mundo. Además, quiere dejar en claro que la vergüenza del 7-1 fue un infortunio y que están dispuestos a morir por la copa ansiada.
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